Awka traducido del kichwa al español significa “indomable”. Esta propuesta nace a partir de identificar al estado como potencial interruptor de la cotidianidad, amparado en estrategias legales y represivas, llegando a criminalizar el derecho a la protesta y la resistencia en el pasado octubre del 2019.
Posteriormente se plantea un debate en torno a la identidad facial y la negación del individuo como un acto político que fisura la hegemonía identificativa de la cotidianidad. El streetwear actúa como una segunda piel, un territorio expresivo donde condensar posturas o ideologías propias de subculturas andinas contemporáneas como el hip hop, el trap, el hardcore, el metal andino, y el twerk, con el objetivo de resignificar estas diversidades permeadas por la identidad, como formas de vivir que usan como estrategia la apariencia para evidenciar el proyecto identitario mestizo, la criminalidad como disolvente de estratificación social, la libertad sexual femenina, el derecho a la protesta y a la resistencia.
La presente pieza está integrada por 5 esculturas blandas bordadas con diversos símbolos de la cultura barroca, iconografía ancestral local, fuentes medievales góticas, entre otros símbolos. Se hizo uso de eclecticismos metodológicos y contextualismos simbólicos utilizando la vanidad y la apariencia como estrategia transgresora.
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